
Empresa familiar: convirtiendo debilidades en fortalezas
¿Cuáles son las principales debilidades y fortalezas de la empresa familiar? ¿Cómo podemos mejorar esas debilidades apoyándonos en sus fortalezas para conseguir mejores resultados? ¿Quieres saber cómo hacerlo?
La empresa familiar, por su importantísimo componente emocional, tiene una serie de particularidades que les confiere unas desventajas o debilidades respecto de las empresas denominadas no familiares.
Entre ellas, podemos destacar:
1) Confusión de los lazos de afecto (propios de la familia) con los lazos contractuales (propios de la empresa). La empresa familiar es esencialmente “comunista” ya que se pretende que todos los miembros de la familia sean iguales (te aprecian por lo que eres), mientras que en la empresa no familiar suele regir la meritocracia: tanto rindes, tanto vales (te aprecian por lo que vales).
2) Parte de la familia vive o cobra de la empresa. Es habitual que se usen fondos de la empresa con fines personales. Es lo que comúnmente se conoce como los “BBC”: Bodas, Bautizos y Comuniones.
3) Los sueldos y dividendos no siguen las reglas del mercado. A veces por debajo, al considerar que al ser la empresa propia “ya lo cobrarán más adelante” al recibir mayor patrimonio. Otras veces, por encima, ya que “lo necesitan para vivir”.
4) Confusión entre propiedad y capacidad para dirigir. ¿Alguien piensa que los hijos de Nadal, de Ronaldo o de Pau Gasol van a ser iguales que sus padres?; ¿Por qué se empeñan los fundadores en pensar qué sus hijos van a ser buenos dirigentes por el mero hecho de ser hijos suyos?
5) Falta de profesionalidad y enfoque estratégico. No hay descripción de los puestos de trabajo (todo el mundo hace de todo). No existen los órganos de gobierno de la familia y de la empresa o éstos no se han reunido nunca.
6) Retrasar innecesariamente la sucesión. Hay que considerar el relevo como un proceso, no como un acontecimiento. El relevo debe planificarse, si no se hace se retrasa la organización y la estrategia de la empresa. Aquí estamos, en palabras de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar ante el síndrome del “Príncipe Carlos”. ¿Alguien piensa que va a reinar algún día? ¿Cuántos “Príncipes Carlos” hay en las empresas familiares?
Pero no se preocupen los componentes de las empresas familiares. También existen ventajas o fortalezas en las empresas familiares que ayudan a paliar estas desventajas:
1) Orientación a largo plazo. Frente a las empresas no familiares donde priman los resultados a cortísimo plazo (véase los bancos, por ejemplo), en la empresa familiar se está pensando en la siguiente generación a 25 o 30 años vista y eso les ayuda en su estrategia.
2) La unidad, el compromiso, dedicación y orgullo familiar. Hay que pasar del “yo” al “nosotros” y “remar” todos en la misma dirección. Y eso es más fácil en la empresa familiar.
3) Lealtad, confianza y comunicación. Cuando los empresarios me preguntan que cuál es a mi juicio el principal problema de la empresa familiar siempre les indico el mismo: LA FALTA DE COMUNICACIÓN. Sin embargo, esta característica, que también es propia de las empresas no familiares, se suele atenuar por la lealtad y confianza entre sus miembros.
4) Flexibilidad y rapidez en la toma de decisiones. Otra gran ventaja de las empresas familiares, sobre todo cuando estamos en primera o segunda generación (padre y/o hijos), es la rapidez con la que se suelen abordar los temas de interés estratégico. Ello contribuye a que las empresas familiares tengan mayor ventaja competitiva en el mercado.
5) Esmerada atención al cliente, preocupación por la calidad y el mantenimiento del empleo. Este valor, que sería fundamental en cualquier clase de empresa, lo es más en las empresas familiares. Normalmente la empresa lleva el nombre del fundador y a nadie de la familia le gusta que le “señalen” por la calle indicando que sus productos no son buenos o sus prácticas empresariales no son adecuadas.
6) Menos endeudamiento y “pasión” por ser empresarios. Al no repartir beneficios, las empresas familiares cuentan con una “caja propia” que les permite afrontar inversiones sin financiación ajena. Además si los padres “trabajan” bien con los hijos en enseñarles a “amar” su empresa, esto hace que nazca en ellos el interés por ser empresarios.
¿Qué herramienta nos puede ayudar a potenciar sus fortalezas y no caer en las debilidades de las empresas familiares? Mi experiencia me ha demostrado que El PROTOCOLO FAMILIAR es la herramienta perfecta. Representa el acuerdo firmado entre los propietarios familiares actuales y futuros de una empresa o grupo familiar de empresas, para regular la organización y gestión de la compañía, así como las relaciones económicas y profesionales entre la familia, la propiedad y la empresa, con el objetivo de preservar su continuidad y su desarrollo.
Sin embargo, hacer un protocolo y guardarlo en un cajón no sirve para nada. El protocolo debe ser el punto de inicio de una nueva forma de gestionar la empresa familiar. Para ello, es necesario cambiar procedimientos, establecer nuevos hábitos. Y ya la Neurociencia nos dice que eso no es fácil, aunque también proporciona estrategias de gestión del cambio para poder solventar esas dificultades.
Artículo escrito por nuestro colaborador Antonio López Triviño Junco, experto en empresa familiar, con el asesoramiento neurocientífico de NEURONING.NET
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